sábado, 16 de mayo de 2015

Un país en desarrollo

Un país en desarrollo

El proceso de desarrollo económico no fue igual en todos los rubros. La agricultura de consumo directo continuó dependiendo del clima más que de la tecnología. La agricultura para la exportación, a la que se dedicaban las mejores tierras tuvo, en cambio, un gran crecimiento. La ganadería no prosperó, salvo en algunos latifundios del norte del país. La minería, por el contrario, alcanzó su auge. El 1901 México era el segundo productor de cobre en el mundo.
En 1900 había 107,000 obreros empleados en la minería y 624,000 en la industria de la transformación. El azúcar, las telas y el tabaco conformaban industrias dinámicas y prósperas. La industria eléctrica fue una gran novedad. En 1900 contaba con una capacidad instalada de 22,000 kilovatios.


El comercio, tanto interno como de exportación fue otra de las actividades que más crecieron en esa etapa. El café, el henequén, el chicle y la madera se exportaban a varios países. Estados Unidos era el principal comprador, seguido por Gran Bretaña, Francia, Alemania y España. Las comunicaciones y transportes tuvieron un progreso espectacular. La población hacía fiestas para celebrar la llegada del tren a  sus comunidades. En 1890 había 10,000 km de vías férreas y, a partir de ese momento, se incorporaban 500 km al año. En 1900, la red telegráfica media 70,000 km y en 1901 había 10,000 oficinas de correo. Para hacer posible todo ello intervinieron grandes capitales extranjeros.
Una de las características más claras del Porfiriato fue la desigualdad social. El progreso económico solo benefició a unos cuantos . Al lado de las nuevas formas de vida subsistían algunas casi feudales. México se volvió más diverso y contrastante.
En 1904, Díaz cumplió 75 años y aún continuaba en el poder. La edad promedio de sus ministros y gobernadores era de 70 años. Justo Sierra, José Ives Limantour y Bernardo Reyes eran los hombres del sistema que todavía podían aportar algo. Entonces comenzó a surgir una nueva generación de intelectuales con una fuerte actitud crítica hacia el régimen, aunque compartían su ideología liberal.
Camilo Arriaga, Antonio Díaz Soto y Gama, Juan Sarabia, Antonio Villareal y Librado Rivera tuvieron problemas por sus ideas antirreleccionistas y abandonaron el país. Más tarde fundaron el Partido Liberal, cuyos dirigentes pensaban que era necesaria la revoución. El gobierno trató de de acabar con las actividades de este partido, que influía en los núcleos obreros promoviendo agitaciones. El ejecutivo no subestimó este hecho y los reprimió brutalmente. En ese contexto destacó la crueldad contra los mineros en la huelga de Cananea y el movimiento afín de los obreros textiles en Río Blanco. Ello despertó grandes críticas en el extranjero.

Enciclopedia Mi México Lindo, Vol. 2, Ixpamex, pp. 479

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